Introducción
En un entorno global caracterizado por tensiones geopolíticas, desaceleración económica y volatilidad en los mercados, la estabilidad fiscal se convierte en un pilar fundamental para mantener la confianza de inversionistas y garantizar la continuidad del crecimiento económico. México ha adoptado una política fiscal conservadora que prioriza la resiliencia ante posibles disrupciones, sin recurrir al aumento de impuestos. Este enfoque, respaldado por mecanismos financieros como los fondos de estabilización y una gestión estratégica de la deuda, posiciona al país como un modelo de prudencia económica en América Latina.
Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP)
El FEIP es el principal instrumento del gobierno mexicano para enfrentar caídas inesperadas en los ingresos públicos, especialmente aquellos derivados del petróleo y los impuestos. Con un saldo de 107,800 millones de pesos, representa una reserva estratégica equivalente al 1% del PIB. Este fondo permite al Estado mantener sus niveles de gasto incluso ante choques externos.
Un ejemplo reciente de su uso fue la asignación de un pagaré de 45,000 millones de pesos en diciembre de 2024, que fortaleció su patrimonio sin aumentar la deuda pública de manera inmediata. Esta maniobra financiera permitió mantener intacta la capacidad de respuesta ante emergencias.
En resumen, el FEIP actúa como un amortiguador esencial en la política fiscal mexicana, permitiendo al país sostener su gasto público sin comprometer su estabilidad macroeconómica.
Fondo de Estabilización de Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF)
El FEIEF tiene como función principal compensar las reducciones en las transferencias federales a los estados y municipios, asegurando la operatividad de los gobiernos locales. Actualmente cuenta con 12,300 millones de pesos, lo que permite suavizar los efectos de la volatilidad económica en las finanzas subnacionales.
Por ejemplo, en 2023, Michoacán recibió más de 2,156 millones de pesos de este fondo para cubrir déficits en sus ingresos participables. Sin esta herramienta, muchas entidades federativas enfrentarían recortes drásticos en servicios esenciales como salud, educación y seguridad.
El FEIEF refuerza el federalismo fiscal al garantizar mayor equidad en la distribución de recursos, especialmente en tiempos de crisis.
Fondo Mexicano del Petróleo (FMP)
El FMP es un fondo estratégico que canaliza recursos provenientes de la renta petrolera hacia proyectos de inversión en energía y desarrollo sostenible. Actualmente administra 23,700 millones de pesos, destinando parte de estos recursos a iniciativas de transición energética como el hidrógeno verde.
A pesar de que Pemex aún depende en un 90% del petróleo para sus ingresos, el FMP permite diversificar las fuentes de energía del país y avanzar hacia una matriz energética más limpia. Por ejemplo, se han financiado mejoras en eficiencia para refinerías y estudios sobre fuentes renovables.
La existencia del FMP subraya el compromiso de México con una política energética sustentable, alineada con las metas internacionales de reducción de emisiones.
Política fiscal sin nuevos impuestos
La Secretaría de Hacienda ha confirmado que el paquete económico para 2026 no contempla aumentos de impuestos ni reformas fiscales estructurales. En su lugar, se ha optado por fortalecer la recaudación mediante mecanismos existentes y sin modificar las tasas impositivas.
Uno de los pilares de esta estrategia es la simplificación aduanera. En el primer semestre de 2025, las aduanas generaron 150 mil millones de pesos adicionales respecto al mismo periodo del año anterior, gracias a una reforma de la Ley Aduanera que optimizó los procesos sin aumentar cargas fiscales.
Este enfoque evita presiones inflacionarias y mantiene la competitividad del país, aspectos clave para conservar la confianza de inversionistas nacionales e internacionales.
Fortalecimiento del SAT y fiscalización proactiva
Una pieza clave del éxito recaudatorio ha sido la transformación del SAT, que ha adoptado una fiscalización más eficiente y proactiva. Esta estrategia ha mejorado el cumplimiento voluntario de los contribuyentes y elevado los ingresos tributarios sin necesidad de aumentar impuestos.
En 2025, los ingresos por impuestos superaron las expectativas presupuestarias, permitiendo al gobierno financiar programas sociales y proyectos estratégicos sin recurrir al endeudamiento excesivo. Esto demuestra que una administración tributaria robusta es suficiente para sostener el gasto público de manera responsable.
El fortalecimiento institucional del SAT es un ejemplo de cómo la eficiencia puede sustituir a la presión fiscal en el diseño de políticas públicas.
Gestión de deuda externa con visión estratégica
En 2025, México refinanció bonos por 3,593 millones de dólares, reduciendo en un 85% las amortizaciones previstas para 2026. Esta operación, realizada con remanentes de Banxico y nuevas emisiones, permitió extender los plazos de pago y reducir la presión financiera de corto plazo.
Este tipo de maniobras son fundamentales para mantener la calificación crediticia del país y asegurar el acceso a financiamiento en condiciones favorables. México conserva el grado de inversión, lo que le permite atraer capital institucional con tasas competitivas.
La gestión de deuda proactiva fortalece la sostenibilidad fiscal y mejora la percepción de riesgo del país ante inversionistas globales.
Innovación financiera y bonos P-Caps para Pemex
En un movimiento innovador, el gobierno mexicano colocó 12,000 millones de dólares en Notas Estructuradas Pre Capitalizadas (P-Caps) para apoyar a Pemex. Estos instrumentos no se contabilizan como deuda pública, ya que solo se activan si los activos del vehículo financiero son suficientes para cubrir las obligaciones.
Este tipo de financiamiento reduce la carga sobre las finanzas públicas y mejora la transparencia contable. Además, permite a Pemex acceder a recursos sin comprometer el balance fiscal del país.
El uso de instrumentos financieros sofisticados como los P-Caps refleja un manejo inteligente de las finanzas públicas, adaptado a las necesidades del entorno actual.
Impacto de sanciones externas y riesgos reputacionales
Recientemente, bancos mexicanos como Intercam y CIBanco fueron sancionados por el Departamento del Tesoro de EE.UU. por presunto lavado de dinero. Aunque el gobierno mexicano ha respondido con informes aclaratorios, el evento ha generado incertidumbre en el sistema financiero.
Este tipo de riesgos reputacionales pueden afectar la percepción del país como destino de inversión. Por ello, es crucial que las autoridades mantengan una comunicación clara y tomen medidas correctivas oportunas para asegurar la estabilidad del sistema bancario.
La vigilancia regulatoria y el cumplimiento internacional son ahora más relevantes que nunca para preservar la confianza del mercado.
Crecimiento económico proyectado y resiliencia macroeconómica
A pesar del panorama internacional, México mantiene una proyección de crecimiento del 0.8% para 2025. El consumo interno y un tipo de cambio competitivo han sido factores clave en este desempeño.
Para que el PIB se contraiga en el segundo semestre, se requeriría una caída del 1.2%, escenario que la SHCP considera poco probable. Esto refleja una economía con fundamentos sólidos, respaldada por políticas fiscales prudentes.
La resiliencia macroeconómica de México le permite enfrentar disrupciones externas con mayor eficacia que otros países de la región.
Bonos gubernamentales y atractivo para inversionistas
Conservando su grado de inversión, México ha logrado atraer 96,300 millones de dólares en bonos gubernamentales en pesos. Este flujo creció un 18.3% desde 2022, impulsado por la estabilidad macroeconómica y una política monetaria coherente.
Los inversionistas institucionales encuentran en estos instrumentos una opción segura y rentable. La clave está en mantener la disciplina fiscal y monitorear las calificaciones crediticias de las agencias internacionales.
Los bonos mexicanos se consolidan como una herramienta eficaz para canalizar inversión extranjera y financiar el desarrollo nacional.
Transición energética: retos y oportunidades
Aunque Pemex aún depende mayoritariamente del petróleo, el FMP está financiando proyectos de transición energética. México tiene una oportunidad única para liderar en energías limpias como el hidrógeno verde, aprovechando su capacidad tecnológica y recursos naturales.
Empresas privadas pueden beneficiarse al alinear sus planes de inversión con estos objetivos. Además, la transición energética reduce la exposición del país a la volatilidad de los precios internacionales del crudo.
La diversificación energética es una estrategia clave no solo para el crecimiento sostenible, sino también para reducir riesgos fiscales en el mediano plazo.
Conclusión
La estrategia fiscal de México para 2026 muestra un enfoque responsable y resiliente, que evita subir impuestos y apuesta por la eficiencia recaudatoria, la gestión proactiva de deuda y el uso inteligente de fondos de estabilización. Las empresas y los inversionistas deben considerar este contexto como una señal de estabilidad y oportunidad.
Las recomendaciones claras incluyen mantener liquidez, invertir en iniciativas sostenibles, seguir de cerca las políticas de la SHCP y aprovechar los instrumentos financieros del mercado local. En un mundo incierto, México está apostando por la disciplina fiscal como su mejor escudo contra la volatilidad.