Introducción
El crecimiento descontrolado del mercado ilícito del tabaco en México representa un reto económico, fiscal y social de gran magnitud. Esta problemática no solo erosiona la recaudación tributaria, sino que también debilita la economía formal, incentiva la informalidad y pone en riesgo la salud pública. A lo largo de este artículo, se analizarán las consecuencias estructurales de este fenómeno, sus implicaciones para el tejido empresarial y las posibles soluciones desde una perspectiva integral.
El mercado ilícito del tabaco: dimensiones preocupantes
El mercado ilegal del tabaco ha avanzado con rapidez en México. En solo ocho años, ha pasado de representar una fracción marginal a controlar el 28% del consumo total. Esto equivale a que tres de cada diez cigarrillos consumidos en el país no pagan impuestos ni cumplen con los estándares sanitarios mínimos. Esta expansión alarmante refleja una falla estructural en las políticas fiscales y de control.
El caso mexicano no es aislado. En países como Brasil y Sudáfrica, donde también se han implementado aumentos significativos en impuestos al tabaco, el mercado ilícito ha seguido patrones similares. En Sudáfrica, por ejemplo, el tabaco ilegal representa más del 30% del mercado, provocando graves pérdidas fiscales.
La magnitud del problema exige una reconfiguración de estrategias. No se trata únicamente de un tema tributario, sino de una amenaza al estado de derecho y a la competitividad empresarial.
Impacto fiscal: una sangría de recursos públicos
La pérdida anual estimada por el comercio ilegal de tabaco en México asciende a 26,700 millones de pesos. Esta cifra es superior al presupuesto anual de varias secretarías federales y podría financiar programas de salud, educación o infraestructura crítica. El daño fiscal no es menor: el recurso que no se recauda no puede ser redistribuido.
En 2011, tras un aumento del IEPS al tabaco, el gobierno federal esperaba recaudar 42,000 millones de pesos. La realidad fue otra: solo ingresaron 30,000 millones, mientras el mercado ilícito crecía aceleradamente. Para 2024, se proyectaban 52,699 millones, pero la recaudación real fue de apenas 48,000 millones.
Estos datos demuestran que el diseño tributario actual no está logrando sus objetivos. Lejos de incrementar la recaudación, está incentivando una economía subterránea cada vez más sofisticada y difícil de controlar.
La paradoja fiscal: más impuestos, menos ingresos
El aumento constante del IEPS al tabaco ha generado un fenómeno contraintuitivo: a mayor carga fiscal, menor recaudación. Esta paradoja económica tiene su explicación en la elasticidad-precio del producto y en la facilidad con que los consumidores pueden recurrir al mercado ilegal.
Un estudio de la Universidad de Chicago mostró que cuando los impuestos cruzan cierto umbral, los consumidores buscan alternativas más baratas, legales o no. En México, con un IEPS actual del 160%, y una propuesta de aumentarlo al 200%, el incentivo para comprar productos ilegales se vuelve casi irresistible para ciertos segmentos de la población.
El resultado es un círculo vicioso: cada nuevo aumento impositivo erosiona aún más la base tributaria formal, alimentando el contrabando y debilitando la economía legal.
La economía subterránea del vapeo
El caso de los cigarrillos electrónicos ilustra otro aspecto del problema. A pesar de estar prohibidos, más de 5 millones de mexicanos continúan vapeando, según cifras de la ANPEC. Este mercado negro genera otros 26,000 millones de pesos anuales sin control sanitario ni fiscal.
La prohibición absoluta, decretada en 2025, no ha eliminado la demanda. Por el contrario, ha incentivado la aparición de redes de distribución clandestina, muchas veces controladas por grupos delictivos. En lugar de reducir el consumo, la política prohibicionista ha trasladado la actividad económica a la ilegalidad.
Reguladores y legisladores deben considerar modelos más equilibrados, como el de Reino Unido, donde los vapeadores están regulados pero disponibles, reduciendo así la informalidad y los riesgos para la salud pública.
Efectos en las empresas formales y la competencia
El crecimiento del mercado ilegal del tabaco ha creado una competencia desleal para las empresas legales. Mientras estas cumplen con regulaciones, pagan impuestos y mantienen controles de calidad, los productos ilegales se venden a precios mucho más bajos, sin restricciones sanitarias ni fiscales.
Empresas como Philip Morris México han denunciado cómo esta situación ha afectado su participación de mercado. Las marcas ilegales han ganado terreno rápidamente, desplazando a las firmas establecidas incluso en puntos de venta formales. Esto no solo perjudica a las grandes tabacaleras, sino también a pequeños productores y distribuidores que operan dentro del marco legal.
La falta de condiciones equitativas pone en riesgo la sostenibilidad del sector formal, lo que a largo plazo puede derivar en menor inversión, pérdida de empleos y deterioro de la calidad del producto disponible en el mercado.
Desempleo y vulnerabilidad regional
La cadena productiva del tabaco es una fuente importante de empleo en estados como Nayarit y Veracruz. El avance del mercado ilegal pone en peligro estos puestos de trabajo, al reducir la demanda de productos legales y desplazar la producción hacia canales informales o importaciones ilegales.
Según datos del INEGI, más de 15,000 empleos están directamente vinculados a esta industria. Si el mercado ilegal sigue ganando terreno, estos trabajadores podrían ser absorbidos por la economía informal o quedar desempleados, lo que agravaría la pobreza en regiones vulnerables.
Este impacto regional subraya la necesidad de políticas integrales que consideren no solo la recaudación, sino también el desarrollo económico local y la estabilidad laboral.
Pequeños comercios en la línea de fuego
Los micro y pequeños comercios representan el 95% de los puntos de venta de tabaco en México. Estos establecimientos enfrentan una encrucijada: o venden productos ilegales para sostener su flujo de caja, o respetan la ley y pierden competitividad frente a quienes no lo hacen.
La ANPEC estima que hasta el 15% de las ventas mensuales de estos negocios provienen de productos ilícitos. Esta dependencia crea un incentivo perverso: para sobrevivir, muchos se ven obligados a operar en la ilegalidad parcial.
Sin apoyo gubernamental, fiscalización adecuada y alternativas legales viables, estos comercios seguirán siendo un punto ciego en la estrategia contra el contrabando.
Propuestas erradas y repetición de errores
El Paquete Económico 2026 propone aumentar el IEPS al tabaco del 160% al 200%. Esta medida, lejos de solucionar el problema, podría duplicar el tamaño del mercado ilegal, llevándolo hasta el 50% del consumo total, según advirtió Canacintra.
La experiencia pasada demuestra que este tipo de medidas generan resultados inversos: menor recaudación, mayor informalidad y expansión del crimen organizado. Se trata de un ejemplo claro de cómo una política bien intencionada puede resultar contraproducente si no se analiza el contexto completo.
Repetir los errores del pasado solo agravará la situación. Es momento de explorar otras vías, como la regulación inteligente, la fiscalización efectiva y la educación preventiva.
Perspectiva internacional: aprendizajes globales
Países como Canadá y Reino Unido ofrecen modelos interesantes de regulación equilibrada. En estos mercados, se han implementado impuestos razonables, combinados con campañas educativas y tecnologías de trazabilidad que dificultan el contrabando.
En Canadá, la introducción de códigos QR y etiquetas de autenticidad redujo el mercado ilegal en un 40% en cinco años. En Reino Unido, la regulación de los vapeadores logró mantenerlos dentro del marco legal, reduciendo riesgos de salud y pérdidas fiscales.
Estos casos demuestran que el éxito radica en un enfoque integral, no únicamente en el aumento de gravámenes.
Oportunidades para empresarios e inversionistas
Para los empresarios, este entorno desafiante también representa una oportunidad para innovar. La diversificación de portafolios, la inversión en tecnologías anti-falsificación y la colaboración con autoridades pueden convertirse en ventajas competitivas.
Los inversionistas, por su parte, deben monitorear de cerca los desarrollos legislativos y su impacto en la valuación de empresas del sector. También podrían explorar empresas especializadas en trazabilidad, ciberseguridad y distribución legal.
En tiempos de crisis, la capacidad de adaptación e innovación marca la diferencia entre el declive y el crecimiento.
Recomendaciones estratégicas y camino a seguir
La solución al problema del mercado ilegal del tabaco no pasa únicamente por aumentar impuestos. Requiere un enfoque multifactorial que combine fiscalización, regulación, educación y desarrollo regional.
Recomendaciones clave incluyen: fortalecer la fiscalización aduanera, implementar sistemas digitales de seguimiento de productos, diseñar campañas de concienciación, y generar incentivos para formalizar el mercado de vapeadores.
Solo una estrategia integral permitirá recuperar ingresos fiscales, proteger el empleo formal y reducir los riesgos de salud pública asociados al consumo de productos no regulados.
Conclusión
El crecimiento del mercado ilegal del tabaco en México es una señal de alerta para los responsables de políticas públicas, empresarios e inversionistas. Las soluciones simplistas como aumentar impuestos sin fortalecer el control solo agravan el problema. El momento exige una visión más sofisticada, que balancee objetivos fiscales, económicos y de salud pública. En este contexto, la colaboración entre sector público y privado se vuelve indispensable para combatir la informalidad y fomentar un crecimiento económico más justo y sostenible.




