Introducción
La reciente ratificación de la calificación crediticia de México por parte de HR Ratings, con una mejora en la perspectiva de negativa a estable, representa una señal alentadora para los mercados financieros. Esta decisión no solo refleja una mejora en las métricas fiscales del país, sino que también destaca la importancia de mantener políticas económicas responsables en un entorno global cambiante. En este artículo, exploraremos el impacto de esta calificación en la economía mexicana, los riesgos latentes y las oportunidades para inversionistas y empresas.
El significado de la calificación soberana
La calificación soberana refleja la capacidad de un país para cumplir con sus obligaciones financieras. Una calificación de «BBB+» indica que México mantiene el grado de inversión, lo cual es fundamental para atraer capital extranjero y reducir el costo de financiamiento del gobierno. Esta clasificación actúa como una referencia para inversionistas institucionales y agencias multilaterales al evaluar la estabilidad económica del país.
En el caso de México, HR Ratings ha determinado que la mejora en las finanzas públicas, especialmente la proyección de una menor relación deuda/PIB, justifica una perspectiva más estable. Esto permite al país acceder a mejores condiciones en los mercados de deuda internacionales.
En resumen, mantener una calificación positiva garantiza un entorno más favorable para la inversión y la estabilidad macroeconómica a largo plazo.
Contexto fiscal: ajuste y consolidación
Uno de los pilares en la mejora de la perspectiva ha sido la disciplina fiscal del gobierno mexicano. Para 2025, se proyecta una relación deuda/PIB de 52.2%, una mejora significativa frente al 54% estimado anteriormente. Esto se ha logrado a través de recortes al gasto público y un incremento en la eficiencia recaudatoria.
El superávit primario estimado en 3.7% del PIB resalta el esfuerzo del gobierno por mantener el equilibrio fiscal. Aunque representa una reducción frente al 4.9% del año anterior, aún es considerado un resultado sólido dentro del contexto regional.
Este avance fiscal consolida la confianza de los mercados y establece un escenario más predecible para los próximos años.
Relevancia del superávit primario
El superávit primario se refiere al saldo fiscal excluyendo el pago de intereses de la deuda. Es un indicador clave de sostenibilidad fiscal. En 2025, México espera lograr un superávit primario del 3.7% del PIB, lo que muestra una administración prudente de las finanzas públicas.
Este resultado ha sido posible gracias a una combinación de mayores ingresos tributarios y una contención del gasto. El fortalecimiento del SAT y la digitalización de procesos fiscales han incrementado la base de contribuyentes y reducido la evasión.
Este superávit contribuye a contener el crecimiento de la deuda y mantiene la confianza de los inversionistas internacionales.
Impacto en el costo de financiamiento
Una mejor calificación crediticia reduce los costos de financiamiento para el gobierno federal. Esto se traduce en tasas de interés más bajas para la emisión de deuda soberana y, en consecuencia, en menores presiones sobre el presupuesto público.
Por ejemplo, en 2023, México logró colocar bonos a 10 años en mercados internacionales con una tasa promedio del 5.1%, comparado con el 6.4% en países con calificaciones inferiores. Esta diferencia representa millones de dólares en ahorros anuales.
La reducción de los costos financieros permite al gobierno destinar más recursos a inversión social y productiva.
Riesgos latentes para la economía mexicana
A pesar de la mejora en la perspectiva, HR Ratings ha advertido sobre varios riesgos. Entre los más relevantes se encuentra la renegociación del T-MEC, el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, que será revisado en 2026. Cualquier cambio en sus términos podría afectar el comercio exterior y la inversión.
Otro riesgo proviene de los crecientes costos financieros, que podrían limitar la capacidad del gobierno para seguir consolidando sus finanzas sin afectar el gasto productivo.
El panorama económico sigue siendo frágil en ciertos sectores, lo que obliga a mantener una política económica cautelosa.
La situación de Pemex y su impacto fiscal
Uno de los mayores desafíos fiscales en México es la situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex). La empresa estatal enfrenta deudas superiores a los 100 mil millones de dólares y requiere apoyo constante del gobierno federal para cumplir con sus obligaciones.
Se estima que la administración deberá destinar recursos adicionales para cubrir vencimientos de deuda de Pemex en los próximos tres años. Esta situación podría presionar las finanzas públicas y limitar la capacidad de inversión en otras áreas estratégicas.
El manejo de Pemex será clave para mantener la estabilidad fiscal y la percepción positiva ante las calificadoras.
La importancia del T-MEC para la economía
El T-MEC ha sido un motor fundamental para el crecimiento de las exportaciones mexicanas. Con más del 80% de las exportaciones dirigidas a Estados Unidos, cualquier cambio en los términos del tratado puede tener consecuencias significativas.
Empresas del sector automotriz, agrícola y manufacturero dependen en gran medida del libre comercio con América del Norte. Una revisión desfavorable del acuerdo podría poner en riesgo miles de empleos y la estabilidad del tipo de cambio.
La defensa del T-MEC debe ser una prioridad para el próximo ciclo gubernamental, en tanto que es clave para mantener la competitividad del país.
Implicaciones para los inversionistas
La mejora en la calificación y perspectiva de México es una señal positiva para inversionistas institucionales y fondos de pensiones. Indica un entorno macroeconómico más estable y una menor probabilidad de incumplimiento por parte del gobierno.
Los bonos soberanos mexicanos han mostrado una mayor demanda en 2024, con una reducción en los spreads de riesgo. Esto sugiere que los inversionistas están percibiendo a México como un destino más confiable para el capital.
La diversificación de portafolios en mercados emergentes como México puede ofrecer rendimientos atractivos con un riesgo relativamente controlado.
Oportunidades para el sector privado
Un entorno macroeconómico estable beneficia también a las empresas privadas. La mejora en la calificación puede incentivar mayores inversiones en sectores como infraestructura, energía renovable, manufactura avanzada y tecnología.
Empresas como Iberdrola, Siemens y Tesla han anunciado planes de expansión en México, aprovechando su cercanía a Estados Unidos y su creciente capacidad industrial. Estas inversiones generan empleo y dinamizan la economía regional.
El momento actual es propicio para que empresas nacionales también fortalezcan su estructura financiera y apuesten por la innovación.
Comparación internacional: México frente a otros emergentes
En el contexto de mercados emergentes, México se posiciona favorablemente frente a países como Brasil, Colombia o Sudáfrica. Mientras que otras economías han enfrentado rebajas en sus calificaciones, México ha logrado mantener su grado de inversión con ocho agencias calificadoras.
Por ejemplo, en 2023 Fitch rebajó la calificación de Colombia a “BB+”, mientras que México logró sostener su “BBB+”. Esta comparación refuerza la percepción de fortaleza relativa del país dentro del grupo de economías emergentes.
Esta ventaja competitiva puede atraer inversión extranjera directa que busque entornos menos volátiles.
Perspectivas a mediano plazo
Si bien la perspectiva estable es una buena noticia, el reto será mantener esta tendencia en los próximos años. Las elecciones presidenciales de 2024 y los cambios de administración podrían influir en las políticas fiscales y económicas.
La continuidad en la disciplina fiscal, la gestión responsable de Pemex y la defensa del T-MEC serán factores determinantes para sostener o incluso mejorar la calificación soberana.
El mediano plazo exige una visión estratégica y una política pública basada en evidencia y sostenibilidad.
Conclusión
La mejora en la perspectiva crediticia de México es un paso importante hacia la consolidación fiscal y la atracción de inversiones. Sin embargo, los riesgos identificados deben ser gestionados con prudencia para no revertir los avances logrados. Tanto inversionistas como empresas deben seguir de cerca la evolución de las políticas públicas, el futuro del T-MEC y la situación de Pemex. La estabilidad macroeconómica es una oportunidad para construir un entorno empresarial más dinámico y competitivo.
Es momento de tomar decisiones informadas y estratégicas que permitan aprovechar el entorno favorable sin perder de vista los desafíos estructurales que aún enfrenta la economía mexicana.




