Introducción
América Latina se encuentra en un momento clave de su desarrollo económico. Las últimas proyecciones de la OCDE revelan un crecimiento modesto, condicionado por un contexto global complejo, tensiones comerciales y factores estructurales propios de la región. En este artículo exploramos las oportunidades y desafíos que enfrentan los países latinoamericanos entre 2025 y 2027, analizando indicadores macroeconómicos, desigualdades entre economías, sectores emergentes y estrategias para impulsar la inversión y la estabilidad.
Crecimiento Regional Dispar: Panorama General
La OCDE estima que América Latina crecerá un 2,3% en 2025, una cifra que refleja un avance moderado con importantes diferencias entre países. Mientras Argentina proyecta un crecimiento del 4,2% impulsado por reformas estructurales, México apenas alcanzará el 0,7% debido a factores internos y menor dinamismo económico. Esta divergencia refleja distintas estrategias macroeconómicas, niveles de inversión y exposición a riesgos globales.
Argentina, por ejemplo, ha comenzado a implementar políticas más favorables a la inversión extranjera y reformas regulatorias que favorecen la exportación. En contraste, México enfrenta desafíos internos como la inestabilidad institucional y una carga fiscal creciente, lo que limita su expansión. El contexto global también incide: Latinoamérica se beneficia de una menor exposición a aranceles respecto a otras regiones, pero la incertidumbre geopolítica sigue siendo un factor limitante.
Esta disparidad subraya la necesidad de políticas diferenciadas y adaptativas. Las economías que logren generar confianza, atraer inversión y diversificar su base productiva podrían superar el promedio regional.
Brasil: Entre la Desaceleración y la Recuperación
Brasil, la mayor economía de América Latina, muestra una trayectoria desigual según las proyecciones de la OCDE. Se espera un crecimiento del 2,4% en 2025, seguido por una desaceleración al 1,7% en 2026 y una posterior recuperación al 2,2% en 2027. Esta evolución refleja la sensibilidad de la economía brasileña a los ciclos internacionales y a su elevada carga arancelaria, que supera el 30% en promedio.
La política monetaria restrictiva adoptada por el Banco Central ha contenido la inflación, pero también ha limitado el crédito y la inversión. A esto se suma la necesidad de reformas estructurales en el mercado laboral y el sistema tributario. El caso de empresas como Embraer, que ha logrado mantenerse competitiva en el mercado global, ilustra cómo sectores específicos pueden prosperar pese al entorno desafiante.
Brasil necesita impulsar la productividad y mejorar su clima de negocios para sostener un crecimiento sostenible. La inversión en infraestructura y digitalización puede ser clave en esta transformación.
México: Por Debajo de su Potencial Histórico
Con una proyección de crecimiento del 0,7% en 2025, México se sitúa por debajo de su media histórica de 1,8% (2000-2019). Las causas incluyen la reducción de la inversión pública y privada, tensiones institucionales y reformas regulatorias que han generado incertidumbre en sectores clave como energía e infraestructura.
A pesar de contar con una posición estratégica para el nearshoring, México no ha capitalizado plenamente este fenómeno. Empresas como Tesla han anunciado inversiones en el país, pero muchas otras se muestran cautelosas por la falta de claridad en las reglas del juego. Además, la deuda pública proyectada para alcanzar el 59,4% del PIB en 2027 limita el margen de maniobra fiscal.
Para revertir esta tendencia, México debe fortalecer el Estado de derecho, garantizar la autonomía de sus instituciones y fomentar una política industrial que aproveche su cercanía con EE.UU. y su red de tratados comerciales.
Argentina: Un Ciclo de Recuperación Potencial
Argentina muestra una proyección optimista con un crecimiento del 4,2% en 2025, que se mantendría en torno al 3-4% hasta 2027. Esta recuperación estará impulsada por reformas pro-mercado, una menor carga regulatoria y un entorno más amigable para los negocios, según destaca la OCDE.
Empresas del sector agroexportador y energético, como YPF y Techint, están aumentando su capacidad operativa y atrayendo inversiones extranjeras. Además, la fuerte caída esperada en la inflación –de 41,7% en 2025 a 10% en 2027– sugiere una mayor estabilidad macroeconómica futura.
Este escenario ofrece oportunidades para inversores en sectores estratégicos como litio, tecnología agrícola y energías renovables. Sin embargo, la sostenibilidad del crecimiento dependerá de la continuidad de las reformas y del fortalecimiento institucional.
Colombia: Estabilidad en Medio del Volatil Mundo Global
Colombia se perfila como una de las economías más estables de la región, con un crecimiento proyectado del 2,8% para 2025 y 2026. Esta constancia refleja una política macroeconómica prudente, un sistema financiero sólido y una estrategia de diversificación exportadora basada en servicios y productos no tradicionales.
El sector fintech ha tenido un crecimiento acelerado, con actores como Nubank y Rappi liderando la innovación financiera y logística. Además, la estabilidad política relativa frente a otros países de la región ha contribuido a un entorno favorable para las inversiones.
Colombia tiene el reto de consolidar reformas estructurales en pensiones, educación y empleo para sostener este crecimiento. Su capacidad de atraer inversión tecnológica puede ser un factor clave en los próximos años.
Impacto de la Inflación Regional
La inflación sigue siendo un factor determinante para las decisiones de política monetaria y fiscal en la región. Argentina encabeza la lista con una inflación del 41,7% en 2025, aunque con una tendencia descendente hacia el 10% en 2027. México, por su parte, se mantiene dentro del rango objetivo del Banco Central con 3,8% en 2025.
Brasil no reportó cifras específicas, pero ha logrado controlar las presiones inflacionarias mediante una política monetaria agresiva. Esto ha generado estabilidad de precios, aunque a costa de menor crecimiento económico.
El control de la inflación es crucial para preservar el poder adquisitivo, fomentar la inversión y evitar distorsiones macroeconómicas. Un marco institucional sólido y bancos centrales independientes han sido clave en este proceso.
Comercio Internacional y Aranceles: Una Ventaja Regional
América Latina ha demostrado una menor exposición al aumento de aranceles globales, lo que ha amortiguado el impacto de las tensiones comerciales internacionales. México, por ejemplo, mantiene aranceles inferiores al 10%, lo que mejora su competitividad frente a socios como China.
La fuerte demanda de Estados Unidos en productos relacionados con tecnologías de la información y servicios ha beneficiado a países con tratados comerciales y estructura exportadora moderna. El caso de Costa Rica, aunque no mencionado por la OCDE, es ilustrativo: ha logrado posicionarse como un hub de servicios tecnológicos en Centroamérica.
Esta ventaja comparativa debe ser aprovechada con políticas industriales que potencien exportaciones de valor agregado y promuevan la integración regional.
Incertidumbre Global: Un Desafío para la Inversión
El alto nivel de incertidumbre, tanto global como doméstico, sigue afectando negativamente la inversión en América Latina. Las tensiones geopolíticas, los cambios regulatorios internos y la volatilidad financiera actúan como freno para nuevos proyectos.
En países como México, las reformas en órganos autónomos y cambios en reguladores han generado desconfianza entre inversionistas. En contraste, naciones como Uruguay han mantenido un marco normativo estable, atrayendo capital extranjero especialmente en sectores verdes y tecnológicos.
Reducir la incertidumbre requiere fortalecer el Estado de derecho, mejorar la transparencia institucional y garantizar reglas claras para el sector privado.
Perspectiva del Comercio Mundial: Oportunidades y Riesgos
El comercio mundial crecerá un 4,2% en 2025, pero se espera una desaceleración al 2,3% en 2026. América Latina debe prepararse para este cambio de ritmo diversificando sus mercados y apostando por productos de mayor valor agregado.
Países como Chile y Perú han liderado la exportación de minerales estratégicos, pero deben avanzar hacia cadenas de valor más sofisticadas. La incorporación de tecnologías como blockchain en trazabilidad o inteligencia artificial en logística puede hacer la diferencia.
El dinamismo del comercio internacional seguirá siendo un motor clave, pero su sostenibilidad dependerá de la capacidad regional para adaptarse a nuevas reglas y demandas del mercado global.
El Rol de la Tecnología en la Resiliencia Económica
El auge de la inteligencia artificial y la digitalización ha sido un contrapeso positivo frente a los efectos negativos de los aranceles y la incertidumbre. Empresas latinoamericanas están comenzando a adoptar estas tecnologías, aunque la adopción aún es desigual.
Colombia y Brasil lideran en desarrollo fintech, mientras que Argentina y México destacan en agrotecnología y comercio electrónico. Casos como Mercado Libre o Ualá demuestran cómo la innovación puede crear ecosistemas económicos resilientes, incluso en contextos volátiles.
Impulsar la transformación digital no solo mejora la competitividad, sino que también promueve la inclusión financiera y laboral. La inversión en capital humano y conectividad es fundamental.
Conclusión
América Latina enfrenta un escenario económico ambivalente: por un lado, oportunidades derivadas de su menor exposición a tensiones globales, y por otro, desafíos estructurales que limitan su potencial. Para lograr un crecimiento sostenible y equitativo entre 2025 y 2027, los países deben adoptar políticas que fomenten la inversión, reduzcan la incertidumbre y promuevan la innovación.
El momento actual exige decisiones estratégicas. Inversionistas, empresas y gobiernos deben articular esfuerzos para aprovechar las ventajas competitivas de la región. La clave será construir un entorno donde el crecimiento económico se traduzca en desarrollo real y sostenido.




