Introducción
La 88ª Convención Bancaria celebrada en México llega en un momento determinante para el sistema financiero nacional. Con una economía marcada por la desaceleración y un entorno internacional volátil, los bancos enfrentan el reto de sostener la estabilidad financiera mientras impulsan el crecimiento económico. Este artículo analiza las principales estrategias discutidas en la convención, los acuerdos alcanzados y su impacto en el futuro del sector bancario mexicano.
Contexto Macroeconómico de México en 2025
La economía mexicana atraviesa una etapa de crecimiento lento, con proyecciones de PIB para 2025 que oscilan entre 0.11% y 0.6%. Esta situación responde a una combinación de factores internos como el estancamiento industrial y externos como los nuevos aranceles impuestos por EE.UU., fuera del marco del T-MEC. Estos elementos han postergado decisiones de inversión clave y generado incertidumbre entre los exportadores.
Por ejemplo, sectores como el automotriz y el agroalimentario han experimentado una caída en sus flujos hacia el norte, afectando sus cadenas de suministro. Según Banxico, la inflación se mantiene en 3.8% con riesgos latentes por volatilidad cambiaria y costos logísticos elevados debido a conflictos geopolíticos. Ante esto, se ha iniciado un ciclo de relajación monetaria que podría llevar la tasa referencial del 9% actual a 7.75% a finales de año, con el objetivo de estimular el crédito y la inversión.
Este panorama resalta la necesidad urgente de estrategias conjuntas entre gobierno y banca para reactivar sectores clave, especialmente las pequeñas y medianas empresas.
El Plan México: Impulso a las PYMES
Uno de los anuncios más relevantes en la convención fue el lanzamiento del Plan México, una iniciativa conjunta entre la Asociación de Bancos de México (ABM) y el gobierno federal para mejorar el acceso al financiamiento de las PYMES. Estas empresas representan el 95% del tejido productivo nacional, pero solo acceden al 28% del crédito total disponible.
El acuerdo contempla la reducción de tasas mediante garantías estatales, una plataforma digital única que integrará datos del IMSS y SAT, y una meta de crecimiento de 3.5% anual en financiamiento. Un ejemplo concreto es el rediseño de productos como factoraje financiero por parte de Nacional Financiera, para facilitar liquidez en empresas con alta rotación de inventarios.
Aunque el plan es ambicioso, enfrenta desafíos como la alta informalidad (60% en el sector) y la falta de incentivos diferenciados para bancos medianos. Expertos como Juan Antonio Pérez Simón advierten que sin ajustes regulatorios, será difícil lograr un impacto estructural.
Digitalización Bancaria y Nuevas Plataformas Financieras
La transformación digital en la banca mexicana ha sido una prioridad en los últimos años, con una inversión acumulada de más de 150 mil millones de pesos entre 2019 y 2025. Este esfuerzo busca mejorar la experiencia del usuario, reducir costos operativos y aumentar la eficiencia en la entrega de servicios financieros.
Un caso destacado es Openbank, la filial digital de Santander, que logró captar 28 mil clientes en sus primeros meses en operación. Otro ejemplo es Bankaool, que ha integrado inteligencia artificial en sus procesos para otorgar créditos de forma más ágil a segmentos subatendidos. Sin embargo, esta evolución exige también reforzar los protocolos de ciberseguridad.
Con más del 32% de las transacciones realizadas digitalmente, el reto está en minimizar fraudes como el phishing o la suplantación de identidad. La educación financiera y la cultura digital se convierten así en pilares de la bancarización responsable.
Ciberseguridad: Un Pilar en la Confianza Financiera
Con el crecimiento de las operaciones digitales, la ciberseguridad se ha posicionado como uno de los temas centrales en la estrategia bancaria. El aumento de ataques cibernéticos ha llevado a las instituciones a invertir en sistemas de protección más sofisticados y en la capacitación de sus usuarios.
Durante la convención, se enfatizó que la confianza digital es un activo crítico. Las instituciones están adoptando autenticación biométrica, sistemas de monitoreo continuo y algoritmos de detección de fraude en tiempo real. Por ejemplo, BBVA ha implementado un sistema de reconocimiento facial en su app que ha reducido en 40% los intentos de acceso no autorizados.
Esta estrategia no solo protege los activos de los usuarios, sino que posiciona a las instituciones como actores confiables en un entorno digital cada vez más competitivo.
Sostenibilidad y Criterios ESG en la Banca
La agenda de sostenibilidad y los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) han ganado protagonismo en el sistema bancario mexicano. La presión de inversionistas internacionales y la necesidad de mitigar riesgos a largo plazo han impulsado a los bancos a desarrollar productos financieros verdes.
BBVA y Santander, por ejemplo, lanzaron líneas de crédito específicas para proyectos agroindustriales sostenibles y energías renovables. Sin embargo, analistas financieros advierten que el estancamiento económico actual podría aumentar la morosidad, especialmente en sectores de alto riesgo ambiental o social.
Moody’s ha revisado la perspectiva de ciertos bancos a negativa, lo que refleja la necesidad de equilibrar rentabilidad con responsabilidad social. Esta dualidad será clave en la resiliencia financiera frente a futuras crisis.
Política Monetaria y su Impacto en el Crédito
La política monetaria en México ha comenzado a relajarse con el objetivo de estimular el crédito y dinamizar la economía. Banxico ha iniciado un ciclo de recortes en la tasa de referencia, que actualmente está en 9% y podría llegar a 7.75% a fin de año.
Aunque esta medida reduce el costo del crédito, su efecto no es inmediato. El sector bancario aún enfrenta una demanda débil y una percepción de riesgo elevada, lo que limita la expansión del financiamiento a sectores productivos. No obstante, se espera que la baja en tasas favorezca a las PYMES formalizadas y a los consumidores con buen historial crediticio.
La clave será una política monetaria coordinada con medidas fiscales que incentiven la inversión privada y el gasto productivo.
Inclusión Financiera: Puente hacia el Crecimiento
Uno de los grandes retos del sistema financiero mexicano es la inclusión financiera. Actualmente, el 32% de los adultos en México no tiene acceso a servicios bancarios, lo que limita sus oportunidades económicas y reduce el mercado potencial de las instituciones financieras.
La Convención Bancaria reafirmó el compromiso de los bancos con modelos híbridos que combinen atención presencial y digital, especialmente en zonas rurales. Iniciativas como corresponsales bancarios y cuentas básicas sin comisiones están siendo fortalecidas para captar nuevos usuarios.
Lograr una mayor inclusión requiere educación financiera, simplificación de productos y alianzas con fintechs para escalar soluciones a bajo costo.
Riesgo Crediticio: Nuevas Herramientas para Evaluación
La gestión del riesgo crediticio es crucial en un entorno donde las tasas bajan pero la incertidumbre económica persiste. Los bancos están adoptando tecnologías de big data y análisis predictivo para anticipar impagos y ajustar sus carteras de crédito.
Herramientas como scoring alternativo, que considera hábitos de consumo y comportamiento digital, permiten evaluar a clientes sin historial crediticio formal. Esto es clave para expandir el crédito responsable a sectores informales o emergentes.
La diversificación hacia sectores más resilientes como logística, tecnología y agroindustria también es una medida preventiva ante posibles impagos.
Relaciones Internacionales y Diplomacia Financiera
La incertidumbre comercial con EE.UU. debido a los nuevos aranceles ha obligado a la banca y al gobierno mexicano a reforzar su diplomacia financiera. La renegociación del T-MEC será clave para estabilizar las expectativas de inversión y comercio.
La ABM ha expresado la necesidad de participar activamente en el monitoreo de estos procesos y de colaborar con autoridades para proteger los intereses económicos nacionales. La fuga de inversiones es una amenaza real si no se garantiza un entorno estable y competitivo.
En este contexto, la banca también puede jugar un rol como facilitador de inversiones en sectores estratégicos mediante productos financieros específicos.
Alianzas Público-Privadas como Motor de Reactivación
El éxito del Plan México y otras iniciativas depende de la capacidad de articular alianzas público-privadas eficaces. La estandarización de criterios de evaluación, la interoperabilidad tecnológica y la agilidad en la entrega de garantías estatales son elementos clave.
Por ejemplo, la colaboración entre Nacional Financiera y bancos comerciales para ofrecer garantías en créditos PYMES puede ser replicada en otros sectores como vivienda o infraestructura. Estas sinergias permiten escalar soluciones que de otro modo serían demasiado costosas o lentas.
Una gobernanza clara y objetivos comunes son esenciales para mantener la confianza y el compromiso a largo plazo.
Educación Financiera como Pilar de Desarrollo
La educación financiera fue otro de los temas centrales de la convención. La falta de conocimiento sobre productos financieros, derechos del consumidor y gestión de deuda limita el uso efectivo del sistema bancario.
Programas de capacitación, plataformas interactivas y campañas en redes sociales están siendo utilizados para acercar conceptos financieros al público general. Bancos como Banorte y Citibanamex han desarrollado apps educativas y simuladores de crédito para mejorar la toma de decisiones.
Una población financieramente educada es menos vulnerable al sobreendeudamiento y más propensa a utilizar servicios formales, lo que fortalece el ecosistema bancario en su conjunto.
Conclusión
La 88ª Convención Bancaria dejó claro que la banca mexicana está ante una coyuntura compleja, pero también llena de oportunidades. Las estrategias de digitalización, inclusión financiera, sostenibilidad y fortalecimiento de PYMES son pasos en la dirección correcta. Sin embargo, su éxito dependerá de una ejecución coordinada, una regulación flexible y un enfoque proactivo en la gestión de riesgos.
Para los profesionales del sector financiero, este es el momento de innovar, colaborar y liderar con una visión de largo plazo. La banca no solo debe ser rentable, sino relevante para el desarrollo económico del país.