Introducción
El mercado laboral en México ha mostrado cifras históricas durante 2025, destacando la creación de más de 216,000 empleos formales en los primeros ocho meses del año. No obstante, detrás de estos números se esconden realidades más complejas que exigen una revisión crítica. La incorporación masiva de trabajadores de plataformas digitales ha distorsionado las estadísticas, revelando debilidades estructurales en el empleo formal, informalidad persistente y un crecimiento desigual entre sectores y regiones. Este análisis exhaustivo ofrece una visión clara y estratégica para empresarios, inversionistas, tomadores de decisiones y profesionales del mercado laboral.
El impulso artificial del empleo formal
En julio de 2025, México reportó la creación de 1.27 millones de empleos formales, una cifra sin precedentes. Esta explosión estadística fue provocada por la inclusión legal de trabajadores de plataformas digitales al sistema de seguridad social. Sin embargo, al aislar este efecto, el empleo formal habría caído en 0.1% interanual, equivalente a la pérdida de 25,300 empleos. Esta situación expone la fragilidad del crecimiento laboral real y su dependencia de factores externos y regulatorios.
La entrada de plataformas como Uber, Rappi y DiDi al sistema formal fue celebrada como un avance, pero en términos macroeconómicos, distorsionó los indicadores laborales. Sin esta incorporación extraordinaria, México habría experimentado su primera contracción neta de empleo formal desde 2021.
Esto subraya la necesidad de diferenciar entre crecimiento estructural y efectos estadísticos temporales al evaluar el desempeño económico.
El efecto de las plataformas digitales en el mercado laboral
La formalización de trabajadores de plataformas digitales no solo infló las cifras de empleo, sino que también impactó el salario promedio. Aunque el salario nominal creció 7.4% anual hasta alcanzar 630.7 pesos diarios, el salario real apenas subió 0.8%, afectado por la incorporación de empleos con ingresos más bajos.
Empresas como Uber y Rappi, aunque ahora forman parte del sistema formal, operan bajo esquemas laborales flexibles que no garantizan ingresos estables ni prestaciones completas. Este fenómeno refleja la creciente “uberización” del empleo, donde la formalidad legal no necesariamente implica estabilidad o seguridad laboral.
Si bien este cambio puede verse como un paso hacia la inclusión social, también plantea preguntas críticas sobre la calidad del empleo generado.
Desempeño sectorial: ¿quién gana y quién pierde?
El sector de transportes y comunicaciones lideró el crecimiento con un impresionante 8.8% anual, impulsado principalmente por la formalización de plataformas digitales. Sin esta variable, su crecimiento real habría sido de apenas 1.6%. Otros sectores como comercio y electricidad crecieron 2.3% cada uno.
En contraste, sectores como la manufactura y la construcción mostraron signos de estancamiento, reflejando una menor inversión productiva. El dinamismo sectorial revela un mercado laboral polarizado, donde unos pocos sectores concentran el crecimiento mientras otros enfrentan dificultades.
Esto sugiere la necesidad de una estrategia de desarrollo sectorial más equilibrada para evitar cuellos de botella económicos.
Geografía del empleo: estados más dinámicos
El crecimiento del empleo formal también varió significativamente por región. Estados como Estado de México, Colima, Michoacán y Aguascalientes lideraron con incrementos anuales superiores al 1.5%. En particular, la Ciudad de México alcanzó una tasa de formalidad laboral histórica del 55.9%.
Este patrón geográfico sugiere que las oportunidades laborales formales se concentran en zonas urbanas con mayor infraestructura y conectividad digital, lo que favorece el desarrollo de plataformas tecnológicas.
La fragmentación regional del empleo destaca la necesidad de políticas públicas diferenciadas que atiendan las particularidades de cada estado.
La informalidad: un problema estructural
A pesar del crecimiento formal, la informalidad sigue dominando el panorama laboral mexicano, con un 55% de la fuerza laboral fuera del régimen de seguridad social. En julio, el empleo informal aumentó en 1.17 millones de personas, mientras que el empleo formal cayó en más de 534,000 plazas.
Este fenómeno refleja una economía que todavía depende en gran medida de estructuras laborales precarias y baja productividad. La informalidad no solo limita el acceso a derechos laborales, sino que también reduce la recaudación fiscal y la inversión en capital humano.
Erradicar la informalidad requiere una estrategia integral que combine incentivos fiscales, educación financiera y fortalecimiento institucional.
Crecimiento de micronegocios: ¿oportunidad o señal de alerta?
Durante julio, los micronegocios crecieron en 797,226 unidades, de las cuales 509,706 no tienen establecimiento fijo. Este fenómeno podría interpretarse como un auge del emprendimiento, pero también puede reflejar estrategias de supervivencia ante la falta de empleos formales.
Estos micronegocios, en su mayoría informales, suelen carecer de acceso a crédito, tecnología y mercados estables. Su proliferación puede ser una señal de precarización laboral más que de dinamismo económico genuino.
Fomentar la formalización de estos negocios y ofrecerles apoyo técnico y financiero es clave para mejorar su sostenibilidad y productividad.
Salario promedio vs. salario real
El salario promedio nominal alcanzó los 630.7 pesos diarios, uno de los más altos en la historia reciente. No obstante, el salario real —ajustado por inflación— solo creció 0.8%, lo que indica una pérdida de poder adquisitivo para la mayoría de los trabajadores.
La masiva incorporación de trabajadores con ingresos bajos en plataformas digitales redujo el efecto positivo del aumento salarial nominal. Esto refleja que el crecimiento del ingreso agregado no se traduce necesariamente en mejoras sustanciales para la mayoría de los trabajadores.
La política salarial debe enfocarse no solo en aumentos nominales, sino también en garantizar ingresos reales sostenibles.
Proyecciones futuras del empleo formal
El Banco de México estima que se podrían generar entre 1.3 y 1.5 millones de empleos formales en 2025, considerando el efecto de las plataformas digitales. Sin embargo, si se excluye este factor, la proyección se reduce dramáticamente a solo 40,000 empleos.
Para 2026, las expectativas son más conservadoras, con estimaciones entre 260,000 y 460,000 empleos. Este escenario refleja una desaceleración en la capacidad de la economía para generar trabajo formal y de calidad.
El enfoque estratégico debe estar en estimular la inversión productiva y mejorar la eficiencia del mercado laboral.
Implicaciones para empresarios e inversionistas
Los empresarios deben interpretar estas cifras con cautela. Si bien hay sectores con crecimiento aparente, muchos de estos están inflados por efectos regulatorios. Sectores como transportes, comunicaciones y comercio presentan oportunidades, pero también riesgos asociados a la volatilidad tecnológica.
La formalización digital ofrece oportunidades en servicios financieros, seguros y tecnología aplicada al trabajo. Sin embargo, se requiere una visión de largo plazo que considere la calidad del empleo y el entorno regulatorio cambiante.
Diversificar inversiones en sectores con potencial estructural y apostar por innovación digital puede mitigar riesgos y maximizar retornos.
Recomendaciones para formuladores de políticas públicas
Los datos revelan la urgencia de acciones más agresivas contra la informalidad. Se requieren políticas que incentiven la formalización mediante reducciones fiscales, simplificación administrativa y acceso a servicios financieros.
Además, debe monitorearse la calidad del empleo generado, no solo su cantidad. El crecimiento de micronegocios informales indica una precarización laboral que puede afectar el consumo interno y la cohesión social.
El fortalecimiento de la inversión productiva pública y privada es clave para asegurar un crecimiento económico sostenido y justo.
Oportunidades para trabajadores y profesionales
El auge de la economía digital abre nuevas oportunidades laborales, especialmente en sectores como logística, servicios digitales y comercio electrónico. Desarrollar habilidades digitales y adaptarse a los nuevos modelos de trabajo es crucial para mantenerse competitivo.
Además, la movilidad geográfica puede ser una estrategia efectiva. Estados como Colima, Michoacán y Aguascalientes muestran un dinamismo laboral superior al promedio nacional.
La capacitación continua y la flexibilidad profesional serán activos clave en un entorno laboral cambiante.
Conclusión
El panorama del empleo en México es una mezcla de récords estadísticos y desafíos estructurales profundos. Si bien la formalización de trabajadores de plataformas digitales representa un avance, también revela la fragilidad del empleo formal y la persistencia de la informalidad. Para empresarios, inversionistas y tomadores de decisiones, el reto es anticiparse a estos cambios, aprovechar las oportunidades emergentes y contribuir activamente a un mercado laboral más justo y productivo.
Es momento de actuar con inteligencia estratégica: invertir en sectores con alto potencial, impulsar políticas inclusivas y prepararse para una economía cada vez más digitalizada.




