Introducción
En un entorno económico global marcado por la incertidumbre, México enfrenta un escenario desafiante caracterizado por el riesgo de estanflación. Este fenómeno, que combina estancamiento económico con inflación elevada, ha sido recientemente señalado por analistas financieros como una amenaza creciente para el país. En este artículo analizamos las causas, implicaciones y posibles estrategias para enfrentar este panorama, con base en datos recientes del mercado, el desempeño del PIB y políticas comerciales internacionales.
¿Qué es la estanflación y por qué preocupa a México?
La estanflación es un fenómeno económico que ocurre cuando la inflación se mantiene alta mientras el crecimiento económico se desacelera o se estanca. Esta combinación es particularmente compleja para los responsables de política económica, ya que las herramientas convencionales para combatir la inflación, como el aumento de las tasas de interés, pueden empeorar el estancamiento económico. En el caso de México, las señales de bajo crecimiento y presiones inflacionarias simultáneas han generado alarma entre economistas y mercados.
Un caso emblemático de estanflación se vivió en Estados Unidos durante la década de 1970, cuando el choque petrolero elevó los precios mientras la economía se contraía. México podría enfrentar un escenario similar si no se implementan medidas preventivas, ya que factores como los aranceles estadounidenses y la debilidad del consumo interno presionan tanto la producción como los precios.
En resumen, la estanflación representa un riesgo real que podría limitar el desarrollo económico de México y afectar la confianza de inversionistas y consumidores.
El impacto de los aranceles en la economía mexicana
Los aranceles impuestos por Estados Unidos a productos mexicanos han tenido un efecto directo sobre la economía nacional. La dependencia del comercio bilateral con EE.UU. hace que cualquier cambio en las políticas comerciales tenga un impacto inmediato en sectores clave como la manufactura y las exportaciones no petroleras.
En el primer trimestre de 2025, las exportaciones no petroleras alcanzaron un récord histórico debido a compras anticipadas para evitar nuevas tarifas. Sin embargo, esta alza es estacional y no representa un crecimiento sostenible. Según el FMI, los aranceles podrían reducir el PIB mexicano en un punto porcentual hacia 2025, afectando principalmente al sector manufacturero, que representa el 33% del PIB.
Este contexto resalta la vulnerabilidad de la economía mexicana ante decisiones externas y la necesidad de diversificar mercados y fortalecer el consumo interno.
El rol del sector primario en el crecimiento económico
Pese al débil desempeño general del PIB en el primer trimestre de 2025, el sector primario mostró una expansión significativa del 8.1%. Agricultura, pesca y minería fueron motor de crecimiento en un periodo en que los sectores secundario y terciario estuvieron estancados o en contracción.
Este crecimiento ayudó a evitar una recesión técnica, ya que el PIB general avanzó apenas 0.2%. Sin embargo, el sector primario representa solo el 3.4% del PIB, lo que limita su capacidad para sostener el crecimiento económico nacional a largo plazo. Además, se trata de un sector vulnerable a factores climáticos y de precios internacionales.
Esto demuestra que, aunque el sector primario puede ofrecer alivio temporal, no puede ser la base de una recuperación económica sostenida.
Consumo interno y confianza del consumidor
El consumo interno es uno de los principales motores del crecimiento económico. Actualmente, en México se observa una desaceleración en el gasto de los hogares debido a la inflación persistente, el aumento en las tasas de interés y la incertidumbre laboral.
De acuerdo con el INEGI, el índice de confianza del consumidor ha mostrado una tendencia a la baja en los últimos trimestres, lo que refleja el pesimismo generalizado sobre la situación económica futura. Esto impacta directamente en sectores como el comercio minorista y los servicios, que dependen de la demanda interna.
Reactivar el consumo interno requiere políticas fiscales expansivas, subsidios focalizados y una mejora en la percepción económica de los hogares mexicanos.
Política monetaria: ¿Aliada o enemiga del crecimiento?
El Banco de México ha mantenido una postura restrictiva en su política monetaria para controlar la inflación, elevando las tasas de interés a niveles históricamente altos. Aunque esta medida ha contribuido a moderar el alza de precios, también ha encarecido el crédito y limitado la inversión privada.
Empresas, especialmente las pequeñas y medianas, encuentran mayores dificultades para financiar proyectos, lo que frena la creación de empleo y la expansión económica. Según datos del Banco de México, la tasa de referencia se mantiene en niveles superiores al 10%, afectando el dinamismo productivo.
Este dilema revela la tensión entre estabilidad de precios y estímulo al crecimiento, obligando a los responsables de política monetaria a buscar un equilibrio delicado.
Inversión extranjera directa: señales mixtas
La inversión extranjera directa (IED) es un indicador clave de confianza en la economía. En 2024, México captó más de 35 mil millones de dólares en IED, impulsado por el nearshoring y la relocalización de cadenas productivas. Sin embargo, en el primer trimestre de 2025, las cifras muestran una desaceleración del 12% interanual.
Factores como la incertidumbre política, la inseguridad jurídica y los cambios regulatorios han generado cautela entre los inversionistas. Si bien empresas como Tesla y BMW han anunciado inversiones importantes, otros sectores enfrentan salidas de capital.
Esto sugiere que, para mantener el atractivo del país, es necesario fortalecer el Estado de derecho, mejorar la infraestructura y garantizar políticas públicas estables.
Sector manufacturero: entre la resiliencia y la presión
La manufactura es uno de los pilares de la economía mexicana, representando más del 30% del PIB. No obstante, se ha visto presionada por la caída en la demanda externa, los costos logísticos y los aranceles. Aunque algunas empresas han logrado adaptarse mediante automatización y diversificación de mercados, otras enfrentan dificultades operativas.
Un ejemplo positivo es el de la industria aeroespacial en Querétaro, que ha mantenido crecimiento gracias a su integración con cadenas globales de valor. Sin embargo, sectores como el automotriz han tenido que reducir capacidades ante la caída en exportaciones a EE.UU.
El futuro del sector manufacturero dependerá de su capacidad para innovar, automatizar procesos y acceder a mercados alternativos.
Mercado laboral: informalidad y baja productividad
Uno de los retos estructurales de México es la alta informalidad laboral, que ronda el 55% según cifras del INEGI. Esta condición reduce la productividad, limita el acceso a seguridad social y disminuye la recaudación fiscal. Además, la baja productividad laboral afecta la competitividad del país frente a economías emergentes.
Programas como Jóvenes Construyendo el Futuro han buscado insertar a los jóvenes en el mercado formal, pero su impacto ha sido limitado. La falta de capacitación técnica y la escasa vinculación entre educación y empleo siguen siendo obstáculos importantes.
Una reforma estructural del mercado laboral es esencial para mejorar la calidad del empleo y aumentar el potencial de crecimiento económico.
Perspectivas inflacionarias y precios al consumidor
La inflación ha sido uno de los principales retos económicos en los últimos años. Aunque ha mostrado señales de desaceleración, aún se mantiene por encima del rango objetivo del Banco de México. Rubros como alimentos, transporte y vivienda siguen registrando aumentos significativos.
En marzo de 2025, la inflación general anual fue de 5.8%, mientras que la subyacente —que excluye productos volátiles— se ubicó en 6.2%. Esto indica que las presiones inflacionarias persisten en el núcleo del consumo.
La inflación elevada reduce el poder adquisitivo de los hogares y complica la planificación financiera de las empresas, generando un ambiente de incertidumbre en la toma de decisiones económicas.
Educación financiera y toma de decisiones en tiempos de incertidumbre
Ante escenarios económicos complejos, la educación financiera se vuelve un recurso clave para hogares y empresas. Entender conceptos como tasa real, inflación, diversificación y riesgo permite tomar decisiones informadas sobre ahorro, inversión y consumo.
En México, el nivel de alfabetización financiera es bajo. Según la OCDE, menos del 30% de los adultos mexicanos tienen conocimientos básicos para manejar sus finanzas personales. Esto limita la capacidad de respuesta ante crisis económicas y reduce la resiliencia financiera.
Por tanto, promover la educación financiera debe ser una prioridad para gobiernos, escuelas y entidades privadas, especialmente en un contexto de estanflación latente.
Recomendaciones para empresas frente al riesgo de estanflación
Las empresas deben adoptar estrategias defensivas y flexibles para enfrentar el entorno de estanflación. Entre ellas destacan la gestión eficiente de costos, la diversificación de proveedores, el ajuste de precios con base en la elasticidad de la demanda y la utilización de coberturas financieras para mitigar riesgos cambiarios.
Además, la inversión en tecnología y automatización puede mejorar la productividad y reducir la dependencia de insumos costosos. Empresas como Bimbo y Cemex han implementado modelos de optimización operativa que les han permitido mantener márgenes estables incluso en contextos adversos.
Prepararse ante la incertidumbre es una ventaja competitiva. Una planeación estratégica bien fundamentada puede ser la diferencia entre sobrevivir y crecer en tiempos difíciles.
Conclusión
El riesgo de estanflación en México no es un escenario inevitable, pero sí plausible. La combinación de bajo crecimiento, presiones inflacionarias, aranceles externos y debilidad del consumo interno exige una respuesta coordinada entre política fiscal, monetaria y estructural. Empresas, inversionistas y consumidores deben estar preparados para actuar en un entorno volátil. Fortalecer la educación financiera, mejorar la productividad y diversificar los mercados serán claves para navegar con éxito este nuevo ciclo económico.