Fortaleza del peso mexicano en 2025: claves económicas, riesgos y oportunidades

Fortaleza del peso mexicano en 2025: claves económicas, riesgos y oportunidades. Analizamos qué impulsa al peso frente al dólar y qué escenarios enfrentarán empresas e inversionistas.

Introducción

El comportamiento del peso mexicano en los mercados internacionales ha captado la atención de analistas e inversionistas por su resiliencia frente a un entorno global de alta volatilidad. En abril de 2025, la divisa sorprendió al situarse por debajo de las 20 unidades por dólar, consolidando una apreciación significativa frente a otras monedas emergentes. Este fenómeno no es azaroso: responde a una combinación de factores macroeconómicos globales, políticas monetarias divergentes y estrategias de inversión vinculadas al nearshoring. A continuación, se desglosan los principales motores que explican esta tendencia, así como los riesgos y oportunidades para actores del mercado.

Fortaleza reciente del peso mexicano

El 16 de abril de 2025, el peso mexicano cerró en 19.9622 por dólar, marcando una apreciación del 0.80% en un solo día. Esta cifra representa una recuperación del 6.3% respecto a su nivel más débil de marzo. Este fortalecimiento ha sido impulsado por factores externos, como una pausa en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, y por dinámicas internas como flujos especulativos en el mercado de futuros.

Comparado con otras monedas emergentes, el peso ha mostrado un desempeño superior: por ejemplo, el real brasileño se depreció 1.10% durante el mismo periodo. La fortaleza relativa del peso se ha convertido en una oportunidad para inversionistas que buscan activos líquidos con rendimiento atractivo.

Este comportamiento, sin embargo, podría ser transitorio. La volatilidad intradía del peso sigue siendo elevada, con rangos promedio de 0.22 pesos, lo que exige una gestión activa de riesgo por parte de las empresas y fondos expuestos a esta divisa.

Impacto de la política monetaria global

El índice DXY, que mide el valor del dólar frente a una canasta de seis monedas, cayó a 99.37 unidades el 16 de abril de 2025, acumulando una pérdida anual del 4.2%. Este debilitamiento del dólar ha sido un factor determinante para la apreciación del peso mexicano. La Reserva Federal ha mantenido su tasa de referencia en 4.25-4.50%, pero ha insinuado posibles recortes si la inflación continúa desacelerándose.

El contexto internacional favorece monedas emergentes como el peso. El yen japonés y el franco suizo también han ganado terreno como refugios seguros, mientras que el apetito por activos de riesgo en mercados emergentes crece gracias a datos positivos como el PIB de China, que subió 5.4% en el primer trimestre de 2025.

La política monetaria divergente entre países desarrollados y emergentes está generando oportunidades de carry trade, aunque también puede amplificar la volatilidad si se presentan cambios bruscos en tasas o percepción de riesgo.

Guerra comercial y su efecto en el tipo de cambio

La tregua arancelaria de 90 días entre China y Estados Unidos ha traído un respiro temporal a los mercados. Sin embargo, las fricciones persisten, y cualquier escalada podría afectar directamente al peso mexicano. Donald Trump ha condicionado una negociación formal al nombramiento de un interlocutor por parte de China, lo que añade incertidumbre al panorama.

Desde la perspectiva de la Reserva Federal, los aranceles podrían añadir entre 0.5 y 1 punto porcentual a la inflación estadounidense si se reactivan. Esto, a su vez, podría impactar las decisiones de política monetaria y el flujo de capitales hacia países como México.

La volatilidad del par USD/MXN sigue siendo elevada, con oscilaciones diarias promedio del 0.8%. Este entorno exige estrategias de cobertura cambiaria más sofisticadas por parte de empresas e inversionistas institucionales.

Inversión extranjera directa y nearshoring

México captó 34 mil millones de dólares en inversión extranjera directa (IED) en 2024, un crecimiento del 18% interanual. Este aumento se atribuye en gran medida al fenómeno del nearshoring, que ha llevado a empresas a relocalizar operaciones cerca de Estados Unidos para reducir costos logísticos y evitar riesgos geopolíticos.

El sector automotriz representó el 32% del total de IED, seguido por el sector tecnológico con un 25%, destacando la expansión de Tesla en Nuevo León. Estos flujos han incrementado la demanda estructural por pesos y han reforzado su posición en el mercado cambiario.

No obstante, Banxico ha advertido que esta tendencia podría revertirse si Estados Unidos impone aranceles selectivos a productos mexicanos, lo que subraya la necesidad de mantener una política comercial estable.

Desempeño económico interno: señales mixtas

A pesar del buen desempeño cambiario, la economía mexicana muestra indicadores preocupantes. Durante el primer trimestre de 2025, se estima una contracción económica del 0.6%, lo que, sumado a la caída del 0.63% en el último trimestre de 2024, podría confirmar una recesión técnica.

La inflación subyacente alcanzó el 5.70% anual en marzo, superando la meta oficial del 3% ±1 punto porcentual. Además, la tasa de desempleo entre jóvenes llegó al 35%, según la OCDE, lo que limita el consumo interno y podría afectar el crecimiento a mediano plazo.

Estos indicadores reflejan una dualidad: mientras el peso se fortalece por factores externos, la economía nacional enfrenta desafíos estructurales que podrían frenar su recuperación sostenida.

Perspectivas cambiarias para el corto y mediano plazo

Existen tres escenarios posibles para el comportamiento del peso mexicano durante el segundo y tercer trimestre de 2025. El escenario base, con una probabilidad del 60%, contempla un rango de USD/MXN entre 19.80 y 20.30, con Banxico recortando la tasa de referencia a 8.75% en junio. En este contexto, el T-MEC se mantendría estable.

El escenario negativo (25% de probabilidad) anticipa una confirmación de recesión técnica, reactivación de aranceles por parte de Estados Unidos y una depreciación del peso hacia 20.50. Por otro lado, el escenario positivo (15%) supone un acuerdo comercial entre China y EE.UU., recortes acelerados por parte de Banxico y una apreciación del peso hacia 19.50.

Estos escenarios permiten a los actores del mercado preparar estrategias flexibles y adaptables a distintos contextos económicos.

Estrategias para exportadores e importadores

Las empresas que participan activamente en comercio exterior deben adoptar estrategias de cobertura cambiaria que les permitan proteger sus márgenes de ganancia. Una recomendación clave es cubrir exposiciones en el rango de 19.80 a 20.30 pesos por dólar mediante contratos forward a 3-6 meses.

Además, es crucial diversificar la proveeduría dentro del marco del T-MEC para reducir la vulnerabilidad ante posibles aranceles. Empresas en sectores como autopartes, electrónica y alimentos procesados deben analizar sus cadenas de suministro y buscar alternativas regionales.

Estas acciones no solo mitigan riesgos financieros, sino que también fortalecen la competitividad frente a escenarios cambiantes.

Oportunidades para inversionistas institucionales

Los bonos MBONOS a 10 años ofrecen un rendimiento real del 4.2%, lo que los convierte en una opción atractiva para inversionistas que buscan protección contra la inflación y estabilidad en el largo plazo. Ante la posible relajación monetaria de Banxico, estos instrumentos pueden ganar valor si las tasas caen.

Sin embargo, se recomienda cautela con estrategias de carry trade excesivas, ya que la volatilidad del USD/MXN podría generar pérdidas si hay correcciones técnicas. Es preferible mantener una exposición balanceada entre renta fija y activos variables.

La gestión activa del portafolio será clave para maximizar retornos en un entorno de tasas en transición y riesgos geopolíticos latentes.

Rol de Banxico y coordinación con la Fed

El Banco de México enfrenta el reto de equilibrar la estabilidad cambiaria con la necesidad de estimular la economía. Un ritmo de recortes de 25 puntos base por reunión podría ser el camino óptimo, siempre que la inflación continúe moderándose.

La coordinación con la Reserva Federal será crucial. Si la Fed reduce tasas en el tercer trimestre, Banxico tendrá mayor margen de maniobra sin generar presiones sobre el tipo de cambio.

Una política monetaria predecible y bien comunicada fortalecerá la confianza de inversionistas y contribuirá a una menor volatilidad en los mercados financieros.

Diplomacia económica y relaciones comerciales

La Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Economía deben acelerar negociaciones sectoriales bajo el T-MEC para blindar a México de posibles medidas proteccionistas. Sectores como acero, autopartes y agricultura requieren acuerdos específicos que garanticen acceso preferencial al mercado estadounidense.

Además, una estrategia proactiva en foros multilaterales permitirá a México posicionarse como un socio confiable en cadenas de valor globales. Esto es especialmente importante en un contexto donde la relocalización industrial redefine la geografía económica.

El fortalecimiento de la diplomacia económica será un pilar para sostener la demanda estructural por pesos y atraer flujos de inversión productiva.

Conclusión

La apreciación del peso mexicano responde a una combinación de factores externos favorables y dinámicas internas como el nearshoring. Sin embargo, la economía mexicana enfrenta retos estructurales que podrían limitar el alcance de esta tendencia. Para aprovechar el entorno actual, corporaciones, inversionistas y autoridades deben adoptar estrategias proactivas que les permitan navegar la volatilidad y capitalizar oportunidades.

La clave estará en mantener una vigilancia continua sobre las condiciones macroeconómicas globales, fortalecer cadenas productivas regionales y alinear las políticas monetarias y comerciales con los objetivos de estabilidad y crecimiento.

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