Introducción
La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) marcará un punto de inflexión en el comercio regional de América del Norte. Con negociaciones programadas para 2026, las tensiones actuales, especialmente los aranceles unilaterales de Estados Unidos, podrían definir no solo el futuro del acuerdo, sino la dinámica económica del continente. Este análisis examina el contexto actual, los riesgos y las oportunidades que enfrentan las empresas mexicanas y norteamericanas frente a un entorno cada vez más proteccionista.
La relevancia del TMEC en la economía regional
El TMEC reemplazó al TLCAN en 2020, redefiniendo las reglas del comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Su objetivo principal es fortalecer la integración económica regional, promoviendo el libre comercio con estándares laborales, medioambientales y de inversión actualizados.
Desde su implementación, el TMEC ha sido clave para la recuperación económica post-pandemia. Por ejemplo, México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos en 2025, con un volumen bilateral de más de 450 mil millones de dólares. El comercio automotriz, agroalimentario y electrónico lidera esta integración.
Este contexto refuerza la importancia del tratado como herramienta de crecimiento económico. Su revisión, sin embargo, podría alterar los equilibrios actuales, especialmente si surgen fricciones entre los países socios.
Consultas públicas: el inicio formal del proceso
México ha activado una consulta pública de 60 días, que representa el primer paso hacia la revisión del TMEC. Esta etapa permite a ciudadanos, empresas y sectores industriales expresar preocupaciones y sugerencias sobre el tratado.
Los temas centrales incluyen reglas de origen, aduanas, propiedad intelectual, comercio digital, inversión, normas laborales y medioambientales. Empresas del sector automotriz y manufacturero, como General Motors y Bosch, ya han mostrado interés en participar.
La consulta pública es una oportunidad estratégica para influir en la renegociación. Las empresas deben aprovechar este canal para proteger sus intereses y asegurar la estabilidad de sus cadenas de suministro.
Aranceles estadounidenses: un obstáculo persistente
Los aranceles impuestos por la administración Trump representan una amenaza directa para la estabilidad del TMEC. Aunque no se aplican a productos cubiertos por el tratado, afectan indirectamente el ambiente de negociación.
Actualmente, se imponen tarifas de hasta 30% en productos como acero, aluminio y autopartes, bajo la Sección 232. Además, hay un 25% adicional en artículos afectados por temas políticos como migración y fentanilo.
Estas medidas, lejos de ser aisladas, reflejan una estrategia de presión que puede desincentivar inversiones y generar incertidumbre para las empresas exportadoras mexicanas.
Estrategia de desgaste: la táctica comercial de Trump
La imposición de aranceles no es un fenómeno nuevo en la política exterior estadounidense. Durante su primer mandato, Donald Trump utilizó esta táctica con China y la Unión Europea para obtener concesiones comerciales.
En el caso del TMEC, se busca debilitar la posición mexicana antes de las negociaciones. Esto genera un entorno adverso para sectores clave como la industria automotriz, que depende de la certidumbre regulatoria para planificar a largo plazo.
El objetivo final de esta estrategia es renegociar condiciones más favorables para Estados Unidos, incluso si eso implica tensiones con sus socios comerciales.
México como primer socio comercial de EE.UU.
Entre enero y julio de 2025, México superó a Canadá y China como el principal socio comercial de Estados Unidos. Este liderazgo se debe a su proximidad geográfica, costos competitivos y cumplimiento de los estándares del TMEC.
El comercio bilateral alcanzó los 450 mil millones de dólares, destacando sectores como autopartes, maquinaria, productos agroindustriales y electrónicos. Empresas como Bimbo, Nemak y Siemens México han sido protagonistas de este crecimiento.
Sin embargo, esta posición también convierte a México en un objetivo para las presiones comerciales estadounidenses, lo que refuerza la necesidad de una postura firme y coordinada en la revisión del tratado.
Aranceles mexicanos contra China: doble filo
En respuesta a la creciente presión global, México ha impuesto aranceles de hasta 50% a productos provenientes de China. La medida busca alinearse con la política comercial estadounidense, pero también podría afectar la inversión china en territorio mexicano.
China ha incrementado su participación en sectores estratégicos en México, como manufactura avanzada y tecnología. Empresas como BYD y Hisense han abierto plantas de producción local, aprovechando el acceso al mercado estadounidense vía TMEC.
La imposición de aranceles puede fortalecer la alianza con EE.UU., pero también pone en riesgo la diversificación de socios comerciales que México ha promovido en la última década.
Impacto en la manufactura de exportación
El Consejo Nacional de la Industria Manufacturera de Exportación (Index) ha advertido que los aranceles estadounidenses podrían afectar gravemente a las maquiladoras, responsables del 62% de las exportaciones mexicanas.
Estas empresas operan principalmente en sectores electrónicos, automotrices y textiles. Un entorno de incertidumbre puede llevar a la reubicación de inversiones hacia otros países con tratados más estables o incentivos fiscales atractivos.
Por ello, el Index ha comenzado a preparar propuestas para mejorar el TMEC, enfocándose en mayor certidumbre jurídica y armonización regulatoria.
Fechas clave para la revisión del TMEC
El proceso de revisión sigue un calendario estricto. Entre septiembre de 2025 y enero de 2026 se realizarán consultas públicas y análisis técnicos. En enero de 2026 iniciarán las reuniones formales entre los tres países.
La fecha límite para expresar la intención de continuar con el TMEC es el 1 de junio de 2026. Si uno de los países decide no renovarlo, el tratado podría expirar en julio de 2026.
Estas fechas son críticas para que las empresas planifiquen su participación y ajusten sus estrategias comerciales conforme se desarrollen las negociaciones.
Oportunidades para diversificación comercial
Ante la posibilidad de mayores tensiones en el TMEC, muchas empresas están explorando la diversificación de mercados como medida preventiva. América del Sur, Europa y Asia emergen como alternativas viables.
Por ejemplo, empresas como Gruma y Cemex han expandido sus operaciones en Centroamérica y Sudamérica, reduciendo su exposición al mercado estadounidense. Otras, como Softtek, han fortalecido su presencia en Europa y Asia.
Diversificar reduce riesgos y aumenta la resiliencia frente a políticas proteccionistas o renegociaciones desfavorables.
El rol de la propiedad intelectual y el comercio digital
Uno de los puntos más sensibles en la revisión del TMEC será el comercio digital y la protección de la propiedad intelectual. Esto afecta directamente a empresas tecnológicas, fintechs y plataformas de e-commerce.
La armonización de estándares digitales, protección de datos y derechos de autor serán temas centrales. Empresas como Mercado Libre, Kavak y Bitso necesitan certeza jurídica en estos rubros para seguir expandiendo sus operaciones transfronterizas.
El fortalecimiento del capítulo digital del TMEC puede ser una oportunidad para posicionar a México como hub tecnológico regional.
Aspectos laborales y medioambientales
El TMEC exige estándares laborales y ambientales más estrictos que su antecesor. En la revisión de 2026, estos temas podrían intensificarse, especialmente por la presión de sindicatos y organismos de la sociedad civil en EE.UU. y Canadá.
Casos como el de General Motors en Silao, donde se implementaron auditorías laborales, muestran que el cumplimiento es clave para evitar sanciones o restricciones comerciales.
Mejorar condiciones laborales y adoptar prácticas sostenibles no solo evita conflictos, sino que también puede traducirse en mayor competitividad internacional.
Conclusión: Prepararse para un entorno cambiante
La revisión del TMEC representa tanto un desafío como una oportunidad para las empresas mexicanas y norteamericanas. Participar activamente en el proceso, diversificar mercados y reforzar el cumplimiento normativo son estrategias clave para adaptarse a un entorno comercial volátil.
El éxito de esta revisión dependerá de la capacidad de los tres países para encontrar un equilibrio entre sus intereses nacionales y el objetivo común de mantener una región competitiva y económicamente integrada.
El momento de actuar es ahora: las empresas que se anticipen a los cambios estarán mejor posicionadas para crecer, incluso en medio de incertidumbre geopolítica y comercial.




